HISTORIA DEL MASTÍN NAPOLITANO
En la exposición de
Nápoles de 1946 Piero
Scanziani, periodista, escritor y cinólogo conocido, presentaba su raza
preferida: el boxer. Su encuentro con el
Mastino hace referencia en uno de sus textos que en los
sucesivo llenaría a las más hermosas páginas de la literatura cinológica. Este
encuentro fue el punto de partida de un amor apasionado, total, que ocuparía más
de diez años.
La pasión que
Scanzioni tenía por el moloso
romano (como entonces lo llamaba) le impulsa a viajar
los fines de semana en interminables trayectos entre Roma y
Nápoles, gastando todas sus economías. Compra a
“Guaglione” tras extenuantes tratos, por la cantidad de
30.000 liras (2.900 ptas, una fortuna por aquel entonces),
obtiene un permiso municipal para la autorización de alojar sus molosos en
jaulas disponibles del zoo de Roma.
Es así como, tras largas
negociaciones y a precios de grandes sacrificios, adquiere a “Siento”,
“Pacchiana” y otros sujetos que finalmente resultarían estériles,
siendo estos tres sujetos con los que encontraría su origen en su criadero
De Villanova.
En Roma
Scanziani dirigía la revista “Cani”
(“Perros”), quizá la más hermosa y técnica de las realizadas en Italia; en ella
hacia referencia a un cierto número de artículos sobre el moloso
romano (aún llamado moloso italiano). Esta iniciativa contribuía a
sensibilizar los círculos de la cinofilia oficial sobre la existencia de esta
raza.
En 1944
Mario Querci, un joven soldado originario de
Toscana, en su tiempo libre observaba a unos perros de presa
que Francesco de Lucía criaba en el más puro estilo tradicional
familiar. En estos perros puede apreciar que le recuerdan a dos
molosos que veía en su infancia cerca
Prato, su ciudad natal.
Unos años más tarde
Mario Querci comprará su primer perro a De
Lucía.
El lector se dará cuenta de que
evito utilizar el nombre de Mastín Napolitano. La razón es
simple: el perro que llamamos Mastín no existía aún; tenía
entonces otros nombres: perro de presa, carne corso,
moloso...
Tras la polémica para
encontrarle un nombre oficial Scanziani prefería llamarle
“Moloso romano”, en recuerdo a los perros introducidos
en Roma por el cónsul Pablo-Emilio; otros
querían llamarle “Moloso italiano”, recordando al
perro guardián respetuoso y amado en el transcurso del
Renacimiento.
Finalmente los napolitanos quisieron recompensar la perseverancia de los habitantes de la campaña, sin los cuales esta raza, a punto de extinción, hubiera desaparecido finalmente.
Los esfuerzos empleados en la revista de Scanziani, junto con Saldati y sus amigos –que después de la exposición de 1946 apoyarían en varias exposiciones (en Roma 1948 y a Nápoles en 1947 y 1948)- permitieron ganar la atención del numeroso público sobre el Mastín Napolitano.
El boceto sobre el estándar
dirigido por Soldati se confeccionó con las indicaciones de
Scanziani, de Solaro y de Fritz
Leingruber, cinófilo suizo y especialista en
molosos.
Finalmente, en
1949 la raza fue reconocida oficialmente por
L.E.N.C.I. El mismo año Soldati y sus amigos
se reunieron en Nápoles y fundaron la S.I.M.
(Sociedad Italiana del Matín), que, según sus
estatutos, tenía por misión “favorecer el aumento y la difusión del
Mastín Napolitano llamada aún Mastín
Italiano”.
La acogida que los medios de la
cinofilia oficial reservaban al Mastín Napolitano fue más bien
problemática. Los jueces de esta época que no conocían este tipo de perro le
aplicaban criterios que utilizaban para otras razas. Coincidían en darle más
importancia a la construcción del perro que a su tipicidad, puesto que no era
conocido y al no estar definido suscitaba a errores entre ellos
mismos.
En la región de
Nápoles se hacía distinción entre perros “para exposición” y
perros “a nuestra manera”. Estos últimos eran únicamente utilizados para
reproducción.
A pesar de querer todos un
carácter fuerte se crearon verdaderas razas genéticas, las cuales producían
fenotipos bien diversos. Por ejemplo los sujetos de Gennaro
Giacco (aún llamado Zaccaro) eran cortos de patas, muy
robustos y caracterizados por sus grandes diámetros transversales. Eran
conocidos –aún hoy- por perros de tipo “zaccaroide”.
Otros seleccionados por Paolo Testa eran a la vez más ligeros,
más altos y más delgados.
Sería demasiado largo hablar sobre la
descendencia de este perro. Es obligado hacer la observación de que el criadero
de Scanziani, en el intervalo del nacimiento de
“Ursus de Villanova”, el primer campeón de la raza
(sin duda el padre en la genealogía de la raza), al CH.
“Tiberio”, seguido de CH. “Ovidio”, dan origen a una
importante línea del criador Mario Querci.
Después de adquirir
“Fiama”, su primera campeona, Querci inscribió
en 1954 en Prato los tres primeros cachorros
nacidos de este hembra y de “Ursus de Villanova”. Así
empezó su debut en una actividad de selección que duraría más de 40
años, ayudando a consolidar definitivamente la raza con la creación de
un verdadero “modelo dentro del modelo”. A pesar de su desaparición, un
Mastín de Di Ponzano se distingue en un ring
con decenas de otros sujetos.
CARÁCTER
En la actualidad los perros de raza mastín napolitano continúan cumpliendo su función para la protección de la propiedad y de la familia. De todos modos, han sufrido grandes cambios desde sus orígenes, especialmente en lo que respecta a su afectuosidad ya que la misma es mayor que en sus inicios.
El mastín napolitano es un perro de fuerte carácter pero equilibrado y sereno, muy seguro de si mismo pero a su vez territorial y posesivo. Generalmente es un animal tranquilo y muy poco ladrador, pero alerta ante la presencia de intrusos.
Con los miembros de la familia que convive suele ser cariñoso pero resulta un perro de gran firmeza ante los extraños, en especial cuando se encuentra defendiendo la propiedad.
Si bien los ejemplares de la raza de perro mastín napolitano que estén correctamente socializados suelen ser muy buenos compañeros para la familia, es importante tener en cuenta que con los extraños, si bien no actúan de manera agresiva sin motivo, tampoco suelen ser muy sociables con los mismos.
En lo que respecta a la dominancia, las hembras son más recomendables para aquellas personas que tengan dificultades para ejercer autoridad. Por otro lado los machos suelen ser una mejor elección para aquellas personas en la cual la función de guardia constituya una prioridad.
- PARTICULARIDADES
Una de las particularidades del comportamiento de la raza mastín napolitano es su gran potencia física, aunque habitualmente sereno. Suele ser un perro muy seguro de si mismo por lo que no necesita actuar cuando las circunstancias no lo ameritan y en general utiliza más la intimidación que la violencia.En resumen, el mastín napolitano es un perro potente, equilibrado, tranquilo, afectuoso con la familia y protector de la misma que actúa más por persuasión que por acción, aunque dado su tamaño y potencial agresividad requiere de un manejo extremadamente responsable por parte de aquellas personas con las cuales conviva ya que un mastín napolitano descontrolado sería un perro muy peligroso.
Características | Valor promedio |
---|---|
Actividad diaria | Baja |
Excitación ante estímulos cotidianos | Baja |
Vigor | Muy alto |
Estabilidad emocional | Muy alta |
Tolerancia a los niños | Alta |
Afectuosidad con la familia | Media |
Sociabilidad con extraños | Baja |
Umbral de estimulación del ladrido en general | Muy alto |
Umbral de estimulación del ladrido de alerta y amenaza | Bajo |
Aptitud para la guardia | Muy alta |
Dominancia con otros perros | Alta |
Dominancia con el dueño | Alta |
Respuesta al entrenamiento de obediencia | Media |
Destructividad | Baja |
Comportamiento de juego en la adultez | Baja |
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