domingo, 17 de marzo de 2013

Origenes



HISTORIA DEL MASTÍN NAPOLITANO

 


En la exposición de Nápoles de 1946 Piero Scanziani, periodista, escritor y cinólogo conocido, presentaba su raza preferida: el boxer. Su encuentro con el Mastino hace referencia en uno de sus textos que en los sucesivo llenaría a las más hermosas páginas de la literatura cinológica. Este encuentro fue el punto de partida de un amor apasionado, total, que ocuparía más de diez años.
 
La pasión que Scanzioni tenía por el moloso romano (como entonces lo llamaba) le impulsa a viajar los fines de semana en interminables trayectos entre Roma y Nápoles, gastando todas sus economías. Compra a “Guaglione” tras extenuantes tratos, por la cantidad de 30.000 liras (2.900 ptas, una fortuna por aquel entonces), obtiene un permiso municipal para la autorización de alojar sus molosos en jaulas disponibles del zoo de Roma.
 







 
Es así como, tras largas negociaciones y a precios de grandes sacrificios, adquiere a “Siento”, “Pacchiana” y otros sujetos que finalmente resultarían estériles, siendo estos tres sujetos con los que encontraría su origen en su criadero De Villanova.
 
En Roma Scanziani dirigía la revista “Cani” (“Perros”), quizá la más hermosa y técnica de las realizadas en Italia; en ella hacia referencia a un cierto número de artículos sobre el moloso romano (aún llamado moloso italiano). Esta iniciativa contribuía a sensibilizar los círculos de la cinofilia oficial sobre la existencia de esta raza.
 
En 1944 Mario Querci, un joven soldado originario de Toscana, en su tiempo libre observaba a unos perros de presa que Francesco de Lucía criaba en el más puro estilo tradicional familiar. En estos perros puede apreciar que le recuerdan a dos molosos que veía en su infancia cerca Prato, su ciudad natal.
 
Unos años más tarde Mario Querci comprará su primer perro a De Lucía.
 
 El lector se dará cuenta de que evito utilizar el nombre de Mastín Napolitano. La razón es simple: el perro que llamamos Mastín no existía aún; tenía entonces otros nombres: perro de presa, carne corso, moloso...
 
Tras la polémica para encontrarle un nombre oficial Scanziani prefería llamarle “Moloso romano”, en recuerdo a los perros introducidos en Roma por el cónsul Pablo-Emilio; otros querían llamarle “Moloso italiano”, recordando al perro guardián respetuoso y amado en el transcurso del Renacimiento.

Finalmente los napolitanos quisieron recompensar la perseverancia de los habitantes de la campaña, sin los cuales esta raza, a punto de extinción, hubiera desaparecido finalmente.




Los esfuerzos empleados en la revista de Scanziani, junto con Saldati y sus amigos –que después de la exposición de 1946 apoyarían en varias exposiciones (en Roma 1948 y a Nápoles en 1947 y 1948)- permitieron ganar la atención del numeroso público sobre el Mastín Napolitano.
 
El boceto sobre el estándar dirigido por Soldati se confeccionó con las indicaciones de Scanziani, de Solaro y de Fritz Leingruber, cinófilo suizo y especialista en molosos.
 
Finalmente, en 1949 la raza fue reconocida oficialmente por L.E.N.C.I. El mismo año Soldati y sus amigos se reunieron en Nápoles y fundaron la S.I.M. (Sociedad Italiana del Matín), que, según sus estatutos, tenía por misión “favorecer el aumento y la difusión del Mastín Napolitano llamada aún Mastín Italiano”.
 
La acogida que los medios de la cinofilia oficial reservaban al Mastín Napolitano fue más bien problemática. Los jueces de esta época que no conocían este tipo de perro le aplicaban criterios que utilizaban para otras razas. Coincidían en darle más importancia a la construcción del perro que a su tipicidad, puesto que no era conocido y al no estar definido suscitaba a errores entre ellos mismos.
 
En la región de Nápoles se hacía distinción entre perros “para exposición” y perros “a nuestra manera”. Estos últimos eran únicamente utilizados para reproducción.
 
A pesar de querer todos un carácter fuerte se crearon verdaderas razas genéticas, las cuales producían fenotipos bien diversos. Por ejemplo los sujetos de Gennaro Giacco (aún llamado Zaccaro) eran cortos de patas, muy robustos y caracterizados por sus grandes diámetros transversales. Eran conocidos –aún hoy- por perros de tipo “zaccaroide”. Otros seleccionados por Paolo Testa eran a la vez más ligeros, más altos y más delgados.
 


 
Sería demasiado largo hablar sobre la descendencia de este perro. Es obligado hacer la observación de que el criadero de Scanziani, en el intervalo del nacimiento de “Ursus de Villanova”, el primer campeón de la raza (sin duda el padre en la genealogía de la raza), al CH. “Tiberio”, seguido de CH. “Ovidio”, dan origen a una importante línea del criador Mario Querci.
 
Después de adquirir “Fiama”, su primera campeona, Querci inscribió en 1954 en Prato los tres primeros cachorros nacidos de este hembra y de “Ursus de Villanova”. Así empezó su debut en una actividad de selección que duraría más de 40 años, ayudando a consolidar definitivamente la raza con la creación de un verdadero “modelo dentro del modelo”. A pesar de su desaparición, un Mastín de Di Ponzano se distingue en un ring con decenas de otros sujetos.





CARÁCTER


Mastí­n Napolitano
Mastí­n Napolitano


La raza de perro mastín napolitano es una de las razas caninas más rústicas que existen en la actualidad. En su origen, hace más de dos mil años, los romanos lo utilizaban como perro de combate y de guardia.

En la actualidad los perros de raza mastín napolitano continúan cumpliendo su función para la protección de la propiedad y de la familia. De todos modos, han sufrido grandes cambios desde sus orígenes, especialmente en lo que respecta a su afectuosidad ya que la misma es mayor que en sus inicios.   

El mastín napolitano es un perro de fuerte carácter pero equilibrado y sereno, muy seguro de si mismo pero a su vez territorial y posesivo. Generalmente es un animal tranquilo y muy poco ladrador, pero alerta ante la presencia de intrusos.
Con los miembros de la familia que convive suele ser cariñoso pero resulta un perro de gran firmeza ante los extraños, en especial cuando se encuentra defendiendo la propiedad.
Si bien los ejemplares de la raza de perro mastín napolitano que estén correctamente socializados suelen ser muy buenos compañeros para la familia, es importante tener en cuenta que con los extraños, si bien no actúan de manera agresiva sin motivo, tampoco suelen ser  muy sociables con los mismos.

En lo que respecta a la dominancia, las hembras son más recomendables para aquellas personas que tengan dificultades para ejercer autoridad. Por otro lado los machos suelen ser una mejor elección para aquellas personas en la cual la función de guardia constituya una prioridad.

  • PARTICULARIDADES 

Una de las particularidades del comportamiento de la raza mastín napolitano es su gran potencia física, aunque habitualmente sereno. Suele ser un perro muy seguro de si mismo por lo que no necesita actuar cuando las circunstancias no lo ameritan y en general utiliza más la intimidación que la violencia.

En resumen, el mastín napolitano es un perro potente, equilibrado, tranquilo, afectuoso con la familia y protector de la misma que actúa más por persuasión que por acción, aunque dado su tamaño y potencial agresividad requiere de un manejo extremadamente responsable por parte de aquellas personas con las cuales conviva ya que un mastín napolitano descontrolado sería un perro muy peligroso.

CaracterísticasValor promedio
Actividad diariaBaja
Excitación ante estímulos cotidianosBaja
VigorMuy alto
Estabilidad emocionalMuy alta
Tolerancia a los niñosAlta
Afectuosidad con la familiaMedia
Sociabilidad con extrañosBaja
Umbral de estimulación del ladrido en generalMuy alto
Umbral de estimulación del ladrido de alerta y amenazaBajo
Aptitud para la guardiaMuy alta
Dominancia con otros perrosAlta
Dominancia con el dueñoAlta
Respuesta al entrenamiento de obediencia Media
Destructividad Baja
Comportamiento de juego en la adultezBaja



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